El nacimiento es un proceso medicalizado donde existe un alto porcentaje de intervenciones innecesarias y violencia en el proceso de parto y posparto, tanto en el sistema público como privado, que responden en un gran porcentaje a las necesidades de obstetras y equipos médicos, y a las burocracias propias de los sistemas de salud, que en la mayoría de los casos no respetan, apoyan o esperan a las mujeres y/o parejas en proceso de parir. En este contexto, el parto natural se ha vuelto escenario de resistencia y lucha; nuevas agrupaciones, organismos, mujeres y parejas gestantes, han empezado un arduo trabajo por defender los derechos fundamentales de un nacimiento respetado, demandas que se reproducen en diferentes partes del mundo; buscando resguardar este momento crucial en la vida de los seres humanos, que al ser vulnerado, deja secuelas sutiles pero profundas en la vida de las mujeres y sus familias, tanto en el plano emocional - mental, autoestima y sexualidad. Esta investigación fotográfica nace de mi experiencia personal de gestación, parto, nacimiento y lactancia de mis hijas, una mirada critica a la violencia obstétrica a la que nos enfrentamos muchas mujeres en los sistemas de salud en el mundo en este momento fundamental de la vida, presentando una propuesta en torno al nacer respetado, acompañado, con ritmos propios y en conexión con el cuerpo.
Esta muestra se compone de imágenes fotográficas, textos y una serie intervenida que corresponden a la invitación que realizo a diversas mujeres – madres (artistas, jefas de hogar, profesionales, abuelas), de variadas edades a pensar y dibujar su útera, dibujo que luego bordo sobre la fotografía de sus manos, vinculado conceptualmente con “ La Puntada Subversiva” de Roszika Parker, que plantea como los usos manuales atribuidos a lo doméstico, se convierten en herramientas de análisis, crítica y denuncia a lo establecido sobre el cuerpo de la mujer y sus demandas sociales. Así, este cuerpo fotográfico de experiencias intimas, relata el sentir mamífero, donde el cuerpo femenino, condicionado por los dictámenes gubernamentales / sociales, se libera y es propio, donde maternar es una decisión libre, que se convierte, con todos sus bemoles, en placentero.
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