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Bex Magazine #34 Dossier El Salvador

Los peces no se multiplican de milagro

Mauro Arias / El Salvador

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El Salvador es uno de los países más violentos del mundo. Su tasa de homicidios por cada 100 mil personas es una de las más altas y según datos de la UNICEF, El Salvador lidera la lista de países del mundo con el mayor número de homicidios de niños y adolescentes. Un estudio realizado en 190 paises, señaló que El Salvador alcanzó una tasa de 27 homicidios por 100 mil habitantes, a este le siguen Guatemala con 22 y Venezuela con 20. En mi trabajo me veo expuesto a ver escenas de muertes violentas. Un día, al visitar la seccion de pescados del mercado de mi ciudad, la sangre y los peces descuartizados me trajeron a la memoria esas escenas violentas que cubro en mis asignaciones diarias.
Las miradas de los pescados me recordaron a las expresiones que tienen las personas asesinadas y pense en los peces que son genéticamente muy parecidos a nosostros los humanos. Me di cuenta que también los recursos naturales de mi país han sido violentados desde hace décadas, una prueba que las expresiones cotidianas de la violencia que se extienden a todos los aspectos de la vida en El Salvador. Este reportaje trata de denunciar la forma violenta de como se tratan los recursos naturales en El Salvador, en el caso especifico del mar que geográficamente ubicado en un punto de alta biodiversisdad.

En El Salvador, desde hace décadas, el mar ha sido olvidado en su protección y estudio. Sabemos tan poco del mar, que a pesar de tener mas de 500 especies de peces marinos, en nuestra cultura culinaria figuran a penas unas tres especies. Nuestro país, cuya extensión del mar territorial es cuatro veces más grande que nuestra parte terrestre, dependerá cada vez más del mar para asegurar una alimentación de calidad para las próximas generaciones. Su potencial queda claramente reflejado en el siguiente dato: Un salvadoreño come en promedio 11 libras de pescado al año, muy por debajo de las 156 libras que consume un japonés en el mismo período.

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Contacto: mauroarp@yahoo.com

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Cabeza de róbalo negro (Centropomus viridis) de un espécimen de un metro de largo, a la venta en el Mercado Central de San Salvador. El mercado es un buen lugar para ver una muestra de la biodiversidad de fauna marina salvadoreña. Según el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales en su publicación “Inventario de peces de El Salvador”, en este país centroamericano hay registradas 587 especies de peces.


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Un tiburón martillo (Sphyrna lewini), conocido como charruda o pez martillo, alcanza a crecer hasta 3.60 metros de longitud. Es parte de la colección de peces del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad de El Salvador. Su cabeza llena de terminales nerviosas le sirve para detectar presas escondidas en el fondo marino. Es un pez de la lista roja de la UICN de especies en peligro de extinción. Es una de las 20 especies de tiburones que existen en El Salvador. Este año, por primera vez en la historia, Cendepesca vedará la pesca de esta especie durante su temporada de reproducción. Muchos salvadoreños lo consumimos en lonja y ceviches y ni siquiera los sabemos.


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El pargo rojo o boca colorada (Lutjanus colorado). Alberto González Leiva, profesor del Instituto de Ciencias del Mar de la UES, comenta que El Salvador no tiene una cultura de consumo de mariscos. “Vivimos de espalda a la costa. Los gobiernos en el pasado le apostaron únicamente a la agricultura.” Uno de los proyectos que él quisiera realizar es la documentación de las recetas culinarias de las comunidades costeras. “En La Unión probé un salpicón de jurel, exquisito” dice.


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Un pez luna (Parapsettus panamensis) es un ejemplo de los peces de poco valor comercial que los pescadores conocen como “ensalada”. En el Mercado Central de San Salvador se vende entre los puestos con pescado barato. El pescado es uno de los mejores alimentos por la calidad de sus proteínas y por sus grasas benignas para la salud humana.


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Caite, lenguado o pejecaite (Cyclopsetta querna) en el Mercado Central. Este pez nace con los ojos simétricos pero al madurar, uno de ellos se traslada hasta ubicarse junto al otro. El cuerpo aplanado del pez le permite cazar escondido en el fondo marino con sus dos ojos sobresalientes de la arena. El mar en El Salvador es rico en biodiversidad gracias a las corrientes oceánicas que permiten el crecimiento de sardinas. “Donde hay sardinas hay de todo”, dice Alberto González, profesor del Instituto de Ciencias del Mar de la Universidad de El Salvador.


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Un pez luna (Parapsettus panamensis) es un ejemplo de los peces de poco valor comercial que los pescadores conocen como “ensalada”. En el Mercado Central de San Salvador se vende entre los puestos con pescado barato. El pescado es uno de los mejores alimentos por la calidad de sus proteínas y por sus grasas benignas para la salud humana.


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Un bagre (Bagre panamensis) en el Mercado Central de San Salvador. De las 587 especies que se cree que viven en El Salvador, 54 son de agua dulce. Son pocas especies en comparación con Guatemala, Honduras y Nicaragua. Los científicos creen que se debe a que algunas especies ya se han extinguido, sin siquiera saber que alguna vez existieron en el país. La principal causa de extinción son la contaminación y la introducción de especies extrajeras, como las tilapias africanas, las carpas chinas y los guapotes tigre de la costa atlántica de Honduras y Nicaragua. Estas compiten y derrotan a los peces locales en la lucha por el alimento.


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Un mero de especie no definida, a la venta en el Mercado Central de San Salvador. Varias especies de meros están protegidas a nivel mundial por estar en la lista de especies en vías de extinción. En el pasado, el mar era considerado una fuente infinita de recursos. Nada es menos cierto. La pesca industrial en El Salvador empezó en los años 50 con el motivo de exportar camarón al extranjero. Se pescó durante décadas de manera tan indiscriminada y sin control, que en los años 80 y 90 la pesca colapsó y aún no tenemos la capacidad de cuantificar el daño en todo el ambiente marino nacional.


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El pargo rojo o boca colorada (Lutjanus colorado) llega a medir hasta 107 centímetros de largo. Es un pez depredador, como los son todos los peces que los salvadoreños prefieren. Según un vendedor de pescado en el Mercado Central, la mejor carne de pescado es de los peces que se alimentan de otros peces. En una analogía con el reino de los animales terrestres, sería como que prefiriéramos alimentarnos cazando águilas, tigrillos y otros importantes depredadores en lo alto de la pirámide alimenticia. La carne de pez es la única carne que normalmente consumimos los humanos que proviene de animales silvestres.


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Róbalo conservado en sal en el mercado del Centro Urbano Zacamil, Mejicanos. La conservación con sal es la forma más antigua de conservar pescado por largo tiempo antes de la invención de la refrigeración artificial. Es dificil dar un diagnóstico del estado de salud del mar en El Salvador, sobre todo porque no se poseen ni siquiera datos del pasado para comparar con algo.


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Un zapamiche o pez chucho (Batrachoides waltersi) es un ejemplar del Golfo de Fonseca, recolectado por estudiantes del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de El Salvador. En este Instituto se están formando las primeras generaciones de cientificos especializados en el mar. La Universidad de El Salvador considera importante la apuesta al desarrllo a la zona costera del Fomilienio II. Por el momento han logrado identificar al 30 % de las 587 especies que aparecen en la lista del Ministerio del Ambiente, una lista hecha con base en estudios generales de barcos cientíticos extranjeros realizados en todo el Pacífico este.


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Róbalos y curvinas pequeñas a la venta en el Mercado Central de San Salvador. Los peces son tan pequeños que no alcanzaron su edad reproductiva antes de morir. En El Salvador no importa mucho a los pescadores respetar los tamaños adecuados de pesca. En El Salvador hay 23 mil pescadores artesanales y 86 barcos pesqueros con licencia del Centro de Desarrollo de la Pesca, del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Si se piensa en las familias que dependen directamente de la pesca artesanal o industrial, se desvanece cualquier duda sobre la importancia del mar en la vida del país.


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