Antes de la fotografía los retratados siempre fueron aquellos con la posición económica para poder costear los servicios de un retratista. Con la llegada de la fotografía, retratarse fue más fácil, pero siempre un buen retrato fotográfico fue de exclusividad de ciertos sectores privilegiados de la sociedad. Actualmente la sociedad se ve influida por lo que la fotografía vende: Actores, estrellas de rock, artistas decadentes; resaltando actitudes o conductas totalmente negativas.
Se ha olvidado la importancia de la familia y de los valores positivos en una sociedad donde el tejido social se ha roto. Es importante por todos los medios posibles conferir a la familia el lugar que le pertenece. Hoy día la familia salvadoreña sufre una operación quirúrgica radical, donde la ausencia de la madre o del padre por razones económicas, migración o violencia, cambian totalmente la idea generalizada de la composición familiar. La fotografía familiar se transforma en este contexto en el testimonio histórico de los miembros lejanos, en un documento que brinda el sentimiento de pertenencia a un grupo importante de la sociedad. Un retrato familiar brinda la oportunidad para conmemorar y restablecer de alguna manera el carácter sagrado de la unidad, nos permite mirar en el pasado inmediato y valorar la importancia de la continuidad de la familia y de su influencia como eje central en la formación de mejores ciudadanos, dentro de un grupo que poco a poco va perdiendo su capacidad para generar valores positivos en la sociedad salvadoreña. Un fotografía es un certificado visual de la importancia de la unidad, de los eventos en la historia familiar y nos da el carácter permanente a través de la imagen de una participación en los eventos mas importantes de la memoria histórica familiar. Sabemos de una manera inconsciente que la fotografía le da importancia a todo aquello que registra, por eso mismo esta muestra se vuelve urgente, pues en el estado actual de nuestra sociedad, no hay grupo mas importantes que la familia. La fotografía debe girar su mirada y buscar las cosas esenciales de la sociedad. cada día nos bombardean con fotografías de ricos y famosos, tratando de penetrar nuestras conciencias con rituales de excesos y de consumismo desenfrenado, llevándonos a enfocar nuestros esfuerzos por tener un estilo de vida basado en el tener en lugar del ser.
Aquellos valores de la sociedad como lo son los maestros, el bombero, los doctores o los voluntarios, se ven opacados por la vida de las estrellas de países extranjeros dándonos una visión distorsionada de la felicidad. La fotografía como medio visual de los medios masivos de comunicación contribuye a diario con esos objetivos, no solo promoviendo el consumismo, sino brindando un sitio e honor a la violencia y las los sucesos negativos que a diario suceden en una sociedad, en detrimento de sucesos positivos. Familia Real, es un regalo.
Como fotógrafo veo la necesidad de retratar a la familia salvadoreña, grabar en la memoria colectiva e individual mediante mis retratos, la importancia de esta parte de la sociedad, independientemente cual sea su composición. Un retrato a aquellas familias, menos afortunadas que quizá nunca visiten un estudio de fotografía. Esas familias anónimas en lugares tan lejanos como Morazán o tan cerca como la comunidades rurales del Gran San Salvador o Santa Tecla. Por lo tanto, esta iniciativa no tiene lìmites geográficos o religiosos; sin excepción cualquier familia urbana o rural, independientemente de sus creencias, puede ser fotografiada. Familia Real, es un homenaje a la familia salvadoreña. Un reconocimiento a esa base social que con esfuerzo educan y sacan adelante a sus hijos; a aquellas madres y padres que solos y no sin mucho esfuerzo dan todo por su familia; a los tíos o tías, hermanos y hermanas, abuelos y abuelas que con esfuerzo y amor se han convertido en cabezas de familia.
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