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Adiós 35MM - Gisela Ardit

60 páginas | 17x24cm. | Tapa blanda

El 28 de diciembre de 1895, en París, se produjo la primera proyección cinematográfica pública y comercial, realizada por los hermanos Lumière. Ese día nació el cine, no como experimento o invento de laboratorio, sino como experiencia cultural social, y el concepto de espectáculo cambió para siempre. Desde entonces diversos avances tecnológicos produjeron transformaciones notables para disfrute de les espectadores: la incorporación del sonido, del color después y grandes avances en cuanto a seguridad y calidad. Pero todos estos cambios se fueron produciendo sobre el mismo soporte: la película de 35mm y el proyector cinematográfico.
En la década del 2000 el proyector cinematográfico digital se fue incorporando a las cabinas de proyección. Estos aparatos, al igual que los analógicos, cuentan con un haz de luz y lentes, pero ya no hacen uso del material tangible, la película 35mm, sino que proyectan una imagen creada por medios digitales. En principio estos proyectores digitales fueron introducidos para poder proyectar películas 3D, pero con el paso del tiempo las películas bidimensionales también comenzaron a ser distribuidas en formato digital. Esta suplantación tecnológica fue haciendo desaparecer paulatinamente los proyectores cinematográficos de 35mm de las cabinas de proyección.
En la ciudad de Rosario, los últimos proyectores analógicos fueron reemplazados entre 2014 y 2015. Por aquellos años, mi interés por el arte cinematográfico me llevó a realizar un trabajo fotográfico de registro sobre los cines ¨Monumental¨ y ¨El Cairo Cine Público¨ que hoy decido compartir mediante este libro en un intento de preservar la memoria sobre un oficio perdido, el del proyeccionista, y de una tecnología disruptiva que masificó el acceso a la cultura y transformó el arte y la comunicación para siempre.
@Gisela Ardit